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Eunice nació de forma prematura a los 8 meses de gestación.
Gracias a la ecografía, sus padres ya sabían que presentaba un grave trastorno. Parte de su cerebro salía entre ambos ojos, sin cubierta ósea, cutánea o meníngea. Se trataba de un encefalocele. Fue ingresada en la UCI pediátrica rodeada de todo tipo de cuidados. Pero a los cinco días de su nacimiento contrajo una meningitis vírica.
Pese a no haber precedentes en el mundo, su única opción era una intervención quirúrgica. Arriesgada e incierta, pero de lo contrario la muerte en breve plazo era segura. Su cabeza apenas ocupa la palma de una mano y su volumen sanguíneo no supera un cuarto de litro. La simple pérdida de 30 centímetros cúbicos de sangre supondría un shock mortal. A las 24 horas de contraer la meningitis, fue operada.
La vía de abordaje fue una incisión coronal, de oreja a oreja por la parte superior de la cabeza. El hueso de una niña de tan corta edad es tan delgado y blando que puede ser cortado con una simple tijera. El tejido cerebral protruido, esencialmente gliomatoso, es decir, no funcionante, fue extirpado. El cierre meníngeo se realizó empleando un fragmento de fascia del músculo temporal.
El cierre del orificio craneal solo podía ser realizado con tejidos de la propia paciente. Se empleó una ingeniosa técnica. Fue cortada una porción de hueso alrededor del defecto. Este hueso fue dividido en varios fragmentos, que fueron recolocados de tal manera que el defecto original quedó distribuido en múltiples defectos mucho menores, que el organismo puede reparar de forma natural sin permitir la salida del cerebro.
El sangrado total no llegó a 5 centímetros cúbicos. Solo quedaba efectuar el cierre cutáneo. En el futuro, sería la única señal de lo ocurrido.
Afortunadamente todo terminó bien. Eunice ya cumplió 18 años, y es muy feliz.
Pablo Furelos:
¿Con qué tiempo de gestación nació Eunice?
Madre de Eunice :
Nació con 8 meses.
PF :
Cuando nació, ¿qué le notásteis que tenía diferente
con el resto de niños?
M :
Desde antes de nacer me habían dicho
lo que traía la niña.
PF :
Hicieron una ecografía.
M : Sí.
PF :
¿Qué te dijeron que tenía?
M :
Me dijeron que tenía un encefalocele,
me explicaron de qué se trataba,
era una cosa bastante peligrosa.
Pare de Eunice :
Estábamos muy contrariados,
tenemos dos hijos mayores
y nunca nos había pasado esto.
Nos dijeron que tenía un encefalocele,
no sabía qué era.
Cuando se lo dijeron a la madre
se puso muy nerviosa, llorando.
Estaba muy preocupado por esto.
M :
Desde el primer momento me informaron muy bien
de lo peligros que podría entrañar,
si la niña incluso se me podría ir
porque venía con mucho peligro.
Pero al principio me dieron un poco de esperanza
y yo me agarré a esa esperanza.
PF :
Ella nació con 8 meses, tenía un encefalocele
sin cubierta cutánea, estaba expuesto el cerebro
y las meninges,
y la pasamos a la UVI pediátrica.
M :
A los 5 días de nacer se complicó
porque se le presentó una meningitis,
me dijeron que era vírica,
que entrañaba peligro para ella.
Me dijeron que la única solución era operarla.
P :
Estábamos mal.
Pensamos en el futuro de ella, cómo iba a ser,
tenemos dos hijos que están bien…
Ella también está bien,
pero tiene un pequeño problema.
Cuando me llamaron ustedes para explicarnos
lo que iban a hacer, lo dejé en manos de los doctores.
Les dije: “Qué voy a hacer yo”.
Llevé a un amigo para que me acompañara
porque estaba muy nervioso.
M :
La operación duró 5 horas, interminables
para mi y para el padre.
El Doctor Furelos vino a decirnos que
la operación había salido bien,
que la niña estaba en recuperación en la UVI,
y que gracias a Dios había ido bien.
P :
Estuvimos esperando unas cuantas horas,
cuando nos dijeron que estaba bien
nos pusimos muy contentos.
M :
La niña estuvo un mes ingresada después de la operación
en recuperación.
Yo salí unos días antes de alta,
y como a los 15 días, le dieron el alta a la niña
y nos la pudimos llevar a casa.
Esto lo veo como una experiencia
más en la vida,
son cosas en las que uno no puede decir:
“Esto a mi nunca me va a ocurrir”,
sobre todo, después de tener dos hijos mayores
que nacieron bien, saludables,
sin ningún problema.
Esto me ha servido, sobre todo como madre,
tener una experiencia especial con ella.
Sé que mi hija está aquí hoy
gracias a ustedes y gracias a Dios.
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Eunice nació de forma prematura a los 8 meses de gestación.
Gracias a la ecografía, sus padres ya sabían que presentaba un grave trastorno. Parte de su cerebro salía entre ambos ojos, sin cubierta ósea, cutánea o meníngea. Se trataba de un encefalocele. Fue ingresada en la UCI pediátrica rodeada de todo tipo de cuidados. Pero a los cinco días de su nacimiento contrajo una meningitis vírica.
Pese a no haber precedentes en el mundo, su única opción era una intervención quirúrgica. Arriesgada e incierta, pero de lo contrario la muerte en breve plazo era segura. Su cabeza apenas ocupa la palma de una mano y su volumen sanguíneo no supera un cuarto de litro. La simple pérdida de 30 centímetros cúbicos de sangre supondría un shock mortal. A las 24 horas de contraer la meningitis, fue operada.
La vía de abordaje fue una incisión coronal, de oreja a oreja por la parte superior de la cabeza. El hueso de una niña de tan corta edad es tan delgado y blando que puede ser cortado con una simple tijera. El tejido cerebral protruido, esencialmente gliomatoso, es decir, no funcionante, fue extirpado. El cierre meníngeo se realizó empleando un fragmento de fascia del músculo temporal.
El cierre del orificio craneal solo podía ser realizado con tejidos de la propia paciente. Se empleó una ingeniosa técnica. Fue cortada una porción de hueso alrededor del defecto. Este hueso fue dividido en varios fragmentos, que fueron recolocados de tal manera que el defecto original quedó distribuido en múltiples defectos mucho menores, que el organismo puede reparar de forma natural sin permitir la salida del cerebro.
El sangrado total no llegó a 5 centímetros cúbicos. Solo quedaba efectuar el cierre cutáneo. En el futuro, sería la única señal de lo ocurrido.
Afortunadamente todo terminó bien. Eunice ya cumplió 18 años, y es muy feliz.
Pablo Furelos:
¿Con qué tiempo de gestación nació Eunice?
Madre de Eunice :
Nació con 8 meses.
PF :
Cuando nació, ¿qué le notásteis que tenía diferente
con el resto de niños?
M :
Desde antes de nacer me habían dicho
lo que traía la niña.
PF :
Hicieron una ecografía.
M : Sí.
PF :
¿Qué te dijeron que tenía?
M :
Me dijeron que tenía un encefalocele,
me explicaron de qué se trataba,
era una cosa bastante peligrosa.
Pare de Eunice :
Estábamos muy contrariados,
tenemos dos hijos mayores
y nunca nos había pasado esto.
Nos dijeron que tenía un encefalocele,
no sabía qué era.
Cuando se lo dijeron a la madre
se puso muy nerviosa, llorando.
Estaba muy preocupado por esto.
M :
Desde el primer momento me informaron muy bien
de lo peligros que podría entrañar,
si la niña incluso se me podría ir
porque venía con mucho peligro.
Pero al principio me dieron un poco de esperanza
y yo me agarré a esa esperanza.
PF :
Ella nació con 8 meses, tenía un encefalocele
sin cubierta cutánea, estaba expuesto el cerebro
y las meninges,
y la pasamos a la UVI pediátrica.
M :
A los 5 días de nacer se complicó
porque se le presentó una meningitis,
me dijeron que era vírica,
que entrañaba peligro para ella.
Me dijeron que la única solución era operarla.
P :
Estábamos mal.
Pensamos en el futuro de ella, cómo iba a ser,
tenemos dos hijos que están bien…
Ella también está bien,
pero tiene un pequeño problema.
Cuando me llamaron ustedes para explicarnos
lo que iban a hacer, lo dejé en manos de los doctores.
Les dije: “Qué voy a hacer yo”.
Llevé a un amigo para que me acompañara
porque estaba muy nervioso.
M :
La operación duró 5 horas, interminables
para mi y para el padre.
El Doctor Furelos vino a decirnos que
la operación había salido bien,
que la niña estaba en recuperación en la UVI,
y que gracias a Dios había ido bien.
P :
Estuvimos esperando unas cuantas horas,
cuando nos dijeron que estaba bien
nos pusimos muy contentos.
M :
La niña estuvo un mes ingresada después de la operación
en recuperación.
Yo salí unos días antes de alta,
y como a los 15 días, le dieron el alta a la niña
y nos la pudimos llevar a casa.
Esto lo veo como una experiencia
más en la vida,
son cosas en las que uno no puede decir:
“Esto a mi nunca me va a ocurrir”,
sobre todo, después de tener dos hijos mayores
que nacieron bien, saludables,
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Tanausú nació con su hermano gemelo pero presentaba una importante diferencia: una gran masa emergía entre sus ojos. Se trataba de un encefalocele. Su cráneo presentaba un gran defecto de cierre y a través de ese agujero asomaba bajo la piel una parte de su cerebro. Diversos servicios quirúrgicos habían intentado solucionarlo, pero estas aisladas acciones no tuvieron éxito. Era necesario la formación de un equipo de cirugía craneofacial. Sólo la colaboración entre varias especialidades podía garantizar el éxito.
La vía de abordaje fue una incisión coronal, siguiendo un línea entre las dos orejas por la parte superior de la cabeza. Era necesario un abordaje amplio en toda la zona anterior del cerebro, para lo que fue retirado parte de su cráneo. Había que reducir el tamaño del orificio para lograr su cierre. Fue necesario desprender un gran fragmento óseo que comprendía toda la parte superior del rostro. Una vez obtenida esta barra de hueso se eliminó un fragmento de su parte central y volvió a unirse, consiguiendo así una barra más corta y un defecto central sensiblemente menor.
Terminado esto, la hernia cerebral fue introducida en el cráneo y la barra colocada en su posición original. Pero aunque sea menor, es necesario un cierre completo y definitivo del orificio restante. Para ello fue empleado un ingenioso recurso; el hueso craneal se compone de dos tablas óseas densas con una capa esponjosa que las separa. Es posible obtener parte de la parte ósea interna preservando la externa. En breve tiempo el organismo habrá repuesto el hueso extirpado. El fragmento obtenido es tallado para adaptarlo al orificio y todo el conjunto se fija mediante microplacas y tornillos de titanio.
Reponemos el fragmento de cráneo retirado al principio y finalmente hemos conseguido un cierre hermético de la cavidad craneal. La colocación de unos adecuados drenajes hace innecesario el uso de vendajes externos.
Pese a la complejidad de la intervención quirúrgica, el trato delicado de los tejidos hacen que la recuperación de Tanausú sea sorprendentemente corta. Él y su madre nos cuentan esta fascinante experiencia.
Pablo Furelos: Tanausú, muchas gracias por contarnos tu caso. Me parece muy interesante. ¿Qué edad tienes?
Tanausú : Tengo 21 años.
PF : ¿A qué edad te operé?
T : A los 3 ó 4 años.
PF : ¿Tienes algún recuerdo de aquello?
T : Si te digo la verdad, no. Sólo recuerdo que me regalaron una pistola de agua… y que me puse a mojar a las enfermeras y creo que a ti.
PF : Sí, nos disparabas agua. Realmente, no hubo ninguna complicación.
T : Me quedan algunas marcas en la cabeza, pero es algo mínimo. Estoy perfecto.
PF : En estos años ¿has notado algo?
T : Nada, soy igual que los demás.
PF : ¿Tienes un hermano gemelo, verdad?
T : Sí. Y también tengo una hija.
PF : ¿Qué edad tiene tu hija?
T : Tiene 8 meses.
PF : Es muy guapa, por cierto. ¿Cómo se llama?
T : Mireia.
PF : Gracias por contarnos tu historia. Volveremos a grabarte unos años más adelante.
Pablo Furelos : Tú diste a luz gemelos. ¿Había alguna diferencia entre ellos?
Madre Tanausú : Sí, que a Tanausú le había salido una protuberancia entre las cejas.
PF : ¿Qué te dijeron los médicos?
MT : Que había que operarlo. Lo operaron varias veces, pero no dio resultado. Le colocaron un plástico, pero era expulsado.
PF : ¿Recuerdas por qué te dijeron que había que operarlo?
MT : No, lo operaron y ya está.
PF : ¿Pasaste mucha angustia con estas operaciones?
MT : Sí, porque fueron 4.
PF : 4 operaciones antes de la definitiva. ¿Ninguna de dio resultado, verdad?
MT : No, ninguna.
PF : ¿Estabas preocupada por esto?
MT : Claro que sí, como cualquier madre.
PF : Te propusimos una solución más enérgica… Una cirugía de mayor envergadura. Te mostramos lo que debíamos practicarle a Tanausú… y que implicaba cierto riesgo para su vida. ¿Qué pensaste como madre?
MT : Que al existir un riesgo tan alto, quizás no sobreviviera a la operación.
PF : ¿Pero tenías confianza en nosotros?
MT : Sí, la tenía.
PF : Llegó el día y lo operamos. ¿Tenías mucha tensión durante la cirugía?
MT : Sí, mucha porque además fueron muchas horas.
PF : ¿Cómo salió Tanausú del quirófano?
MT : Cuando salió lo llevaron a Cuidados Intensivos… pero por la tarde estaba como si no le hubieran operado… estaba moviéndose de un lado al otro como el chico revoltoso que era.
PF : ¿Cuántas horas habían pasado desde la operación… cuando le viste así de activo y normal?
MT : Creo que 4 ó 5 horas después.
PF : ¿Cómo estaba al día siguiente?
MT : Muy bien, estaba jugando como si no lo hubieran operado.
PF : ¿Cuánto tiempo estuvo en la U.V.I?
MT : Creo que un día.
PF : ¿Estaba en la U.V.I sin vendajes, verdad?
MT : Sí, sin vendajes. Al día siguiente estaba tan revoltoso como siempre.
PF : ¿Cómo se encontraba la primera semana tras la cirugía?
MT : Él muy bien, jugando todo el tiempo con la pistola de agua… dando “quebraderos de cabeza” a las enfermeras y mojando a todos.
PF : O sea que todo fue muy bien, que no hubo ninguna complicación.
MT : No, no hubo ninguna complicación.
PF : Cuando te lo llevaste a casa, te olvidaste de todo esto…hasta hoy.
MT : Así es, hasta el día de hoy, gracias a Dios.
PF : Muchas gracias por contárnoslo, Mari. Seguiremos la evolución del caso.
MT : Gracias a ustedes.
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Tanausú nació con su hermano gemelo pero presentaba una importante diferencia: una gran masa emergía entre sus ojos. Se trataba de un encefalocele. Su cráneo presentaba un gran defecto de cierre y a través de ese agujero asomaba bajo la piel una parte de su cerebro. Diversos servicios quirúrgicos habían intentado solucionarlo, pero estas aisladas acciones no tuvieron éxito. Era necesario la formación de un equipo de cirugía craneofacial. Sólo la colaboración entre varias especialidades podía garantizar el éxito.
La vía de abordaje fue una incisión coronal, siguiendo un línea entre las dos orejas por la parte superior de la cabeza. Era necesario un abordaje amplio en toda la zona anterior del cerebro, para lo que fue retirado parte de su cráneo. Había que reducir el tamaño del orificio para lograr su cierre. Fue necesario desprender un gran fragmento óseo que comprendía toda la parte superior del rostro. Una vez obtenida esta barra de hueso se eliminó un fragmento de su parte central y volvió a unirse, consiguiendo así una barra más corta y un defecto central sensiblemente menor.
Terminado esto, la hernia cerebral fue introducida en el cráneo y la barra colocada en su posición original. Pero aunque sea menor, es necesario un cierre completo y definitivo del orificio restante. Para ello fue empleado un ingenioso recurso; el hueso craneal se compone de dos tablas óseas densas con una capa esponjosa que las separa. Es posible obtener parte de la parte ósea interna preservando la externa. En breve tiempo el organismo habrá repuesto el hueso extirpado. El fragmento obtenido es tallado para adaptarlo al orificio y todo el conjunto se fija mediante microplacas y tornillos de titanio.
Reponemos el fragmento de cráneo retirado al principio y finalmente hemos conseguido un cierre hermético de la cavidad craneal. La colocación de unos adecuados drenajes hace innecesario el uso de vendajes externos.
Pese a la complejidad de la intervención quirúrgica, el trato delicado de los tejidos hacen que la recuperación de Tanausú sea sorprendentemente corta. Él y su madre nos cuentan esta fascinante experiencia.
Pablo Furelos: Tanausú, muchas gracias por contarnos tu caso. Me parece muy interesante. ¿Qué edad tienes?
Tanausú : Tengo 21 años.
PF : ¿A qué edad te operé?
T : A los 3 ó 4 años.
PF : ¿Tienes algún recuerdo de aquello?
T : Si te digo la verdad, no. Sólo recuerdo que me regalaron una pistola de agua… y que me puse a mojar a las enfermeras y creo que a ti.
PF : Sí, nos disparabas agua. Realmente, no hubo ninguna complicación.
T : Me quedan algunas marcas en la cabeza, pero es algo mínimo. Estoy perfecto.
PF : En estos años ¿has notado algo?
T : Nada, soy igual que los demás.
PF : ¿Tienes un hermano gemelo, verdad?
T : Sí. Y también tengo una hija.
PF : ¿Qué edad tiene tu hija?
T : Tiene 8 meses.
PF : Es muy guapa, por cierto. ¿Cómo se llama?
T : Mireia.
PF : Gracias por contarnos tu historia. Volveremos a grabarte unos años más adelante.
Pablo Furelos : Tú diste a luz gemelos. ¿Había alguna diferencia entre ellos?
Madre Tanausú : Sí, que a Tanausú le había salido una protuberancia entre las cejas.
PF : ¿Qué te dijeron los médicos?
MT : Que había que operarlo. Lo operaron varias veces, pero no dio resultado. Le colocaron un plástico, pero era expulsado.
PF : ¿Recuerdas por qué te dijeron que había que operarlo?
MT : No, lo operaron y ya está.
PF : ¿Pasaste mucha angustia con estas operaciones?
MT : Sí, porque fueron 4.
PF : 4 operaciones antes de la definitiva. ¿Ninguna de dio resultado, verdad?
MT : No, ninguna.
PF : ¿Estabas preocupada por esto?
MT : Claro que sí, como cualquier madre.
PF : Te propusimos una solución más enérgica… Una cirugía de mayor envergadura. Te mostramos lo que debíamos practicarle a Tanausú… y que implicaba cierto riesgo para su vida. ¿Qué pensaste como madre?
MT : Que al existir un riesgo tan alto, quizás no sobreviviera a la operación.
PF : ¿Pero tenías confianza en nosotros?
MT : Sí, la tenía.
PF : Llegó el día y lo operamos. ¿Tenías mucha tensión durante la cirugía?
MT : Sí, mucha porque además fueron muchas horas.
PF : ¿Cómo salió Tanausú del quirófano?
MT : Cuando salió lo llevaron a Cuidados Intensivos… pero por la tarde estaba como si no le hubieran operado… estaba moviéndose de un lado al otro como el chico revoltoso que era.
PF : ¿Cuántas horas habían pasado desde la operación… cuando le viste así de activo y normal?
MT : Creo que 4 ó 5 horas después.
PF : ¿Cómo estaba al día siguiente?
MT : Muy bien, estaba jugando como si no lo hubieran operado.
PF : ¿Cuánto tiempo estuvo en la U.V.I?
MT : Creo que un día.
PF : ¿Estaba en la U.V.I sin vendajes, verdad?
MT : Sí, sin vendajes. Al día siguiente estaba tan revoltoso como siempre.
PF : ¿Cómo se encontraba la primera semana tras la cirugía?
MT : Él muy bien, jugando todo el tiempo con la pistola de agua… dando “quebraderos de cabeza” a las enfermeras y mojando a todos.
PF : O sea que todo fue muy bien, que no hubo ninguna complicación.
MT : No, no hubo ninguna complicación.
PF : Cuando te lo llevaste a casa, te olvidaste de todo esto…hasta hoy.
MT : Así es, hasta el día de hoy, gracias a Dios.
PF : Muchas gracias por contárnoslo, Mari. Seguiremos la evolución del caso.
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Tanausú